El Parque Nacional Los Quetzales está ubicado en su mayor extensión en el cantón de Dota, en la provincia de San José, Costa Rica. Sin embargo, pero abarca zonas de los vecinos cantones de Tarrazú (San José) y de Aguirre (Puntarenas).
Se creó por decreto nº 32981- MINAE, con una superficie de 117 hectáreas. Su altitud máxima es de 3,190 m (en el Cerro Vueltas), la mínima es de 1260 m y la media es de 2,449 m. Además, el Parque Nacional Los Quetzales se encuentra en la cabecera de la cuenca del río Savegre. Actualmente cuenta con una extensión territorial de 5.021 ha.
Las temperaturas promedio oscilan entre los 12° a 28° grados Celsius. Estos valores pueden variar significativamente de acuerdo a los vientos y la humedad relativa, llegando incluso a descender la temperatura a los 0º C en sus zonas más altas.
El Parque está conformado por terrenos baldíos y estatales, así como por las anteriores Reserva Biológica Forestal Los Santos y la Reserva Biológica Cerro Vueltas.
La mayor parte de su superficie se extiende a ambos lados del río Savegre, que se origina en el Cerro de la Muerte y desemboca en el Océano Pacífico, cerca del Parque Nacional Manuel Antonio.
La topografía de Los Quetzales es básicamente abrupta, de alta montaña.
A pesar de la protección jurídica con la que contaba previamente la Reserva Biológica, la cobertura de bosque disminuyó de forma considerable (alrededor de un 20%) debido a la expansión agrícola. Por esta razón, se consideró necesario cambiar la categoría de manejo hacia una más restrictiva, favoreciendo la creación del Parque Nacional.
Los Quetzales fue creado para conservar los ambientes naturales de altura (en especial de los robledales, los bosques nublados y el páramo), preservar la función hidrológica de estos bosques y proteger de los hábitats de especies endémicas y de reproducción del quetzal.
La consolidación de este Parque pretende llevar una salida económica, de la mano de la conservación, a las comunidades aledañas, entre ellas Providencia y San Gerardo de Dota.
El páramo es un ecosistema muy particular ubicado entre el límite superior de los árboles plenamente desarrollados y bajo la línea de las nieves perpetuas, el páramo costarricense se considera la representación más al norte de este ecosistema, derivado de la cordillera de los Andes, enlazando así el paisaje costarricense con Suramérica, como parte de el puente biológico centroamericano. Este ecosistema es de enorme importancia para el ser humano, pues contribuye a la fijación de agua potable para el consumo de las localidades cercanas al Parque Nacional Los Quetzales.
Ubicado a gran altitud (entre 2.000 y 3.000 metros) a lo largo de la cordillera de Talamanca, la mayor parte del Parque está cubierto de bosque nuboso y protege un hábitat crucial para un número de especies vegetales y animales. También brinda protección a la cuenca del río Savegre.
Las epífitas están representadas por orquídeas, helechos, musgos y bromelias, de estas últimas se han identificado 7 especies endémicas. Los helechos arborescentes son abundantes, lo mismo que la sombrilla de pobre.
Los árboles de roble y ciprés crecen en las partes más altas, y una parte significativa del parque está cubierto de árboles de aguacatillo, que es pariente del aguacate y una de las comidas favoritas del quetzal. Todo tipo de flores exóticas salpican el paisaje, añadiendo un poco de color a la inmensa mayoría del terreno verde.
Este Parque presenta siete tipos diferentes de altura, por lo que su variedad biológica es muy amplia dados los diferentes ecosistemas que se forman de acuerdo con la elevación.
En el caso de las aves se protegen alrededor de 300 especies, entre las que descatan: quetzales, yigürros, colibríes, tangaras, pavas, oropéndolas, trogones, gavilanes, reinitas, trepadores, carpinteros y semilleros.
La clase de anfibios es importante, ya que se han descubierto varias especies de salamandras endémicas; las ranas y sapos son otros representantes de estas que, en conjunto, suman más de 32 especies.
Entre los reptiles se encuentran basiliscos, lagartijas y serpientes como: lora, oropel, mano de piedra, mica o zopilita y bejuquillas.
Los insectos están muy bien representados en todo los órdenes: lepidoptera (mariposas), coleoptera (abejones), diptera (moscas), hymenoptera (abejas y avispas), entre otros. De igual forma, se han descubierto una gran cantidad de especies endémicas.
El Parque cuenta con más de 14 especies endémicas de aves. La observación de aves en este Parque es muy popular. El quetzal abunda en esta zona tanto o más que en la Reserva Biólogica Bosque Nuboso Monteverde (Puntarenas), al igual que el yigüirro (ave nacional de Costa Rica) y diferentes tipos de colibríes. Quizás el más notable de estas tres especies de pájaros es el mencionado quetzal (Pharomachrus mocinno), cuyo nombre lleva el Parque. Aunque esta ave es conocida por ser difícil y caprichosa para avistar, en esta área es tan frecuente que no resulta una tarea relativamente tan ardua para localizarla.
Sendero circular: Se encuentra dentro del mismo bosque nuboso por lo cual se disfruta de gran vegetación. Es de 400 metros y tiene una inclinación máxima de 20%.
Sendero Ojo de Agua: Se encuentra también dentro del bosque nuboso y en él hay presencia de árboles regenerados en bosque secundario donde se observa la transición de especies de flora y fauna que habitan en este bosque.
El quetzal: Ave emblemática del país que es difícil de avistar pero que en esta zona se ha observado más fácilmente.
Ríos del parque: Río Humo, Brujo y Savegre. En el transcurso de estos ríos podemos ver algunas interesantes cataratas como la catarata Río Savegre y la Catarata Rio Brujo. En estos ríos confluyen diferentes quebradas como la Cabra, la Laguna Cerrada, la Garrafa, la Ojo de Agua, la Zacatales y la Seca.
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