La sabana arbolada es un ecosistema dinámico que varía constantemente su fisonomía, composición y procesos ecológicos. Este dinamismo incluye periodos de sequía o erosión, provocados por la acción del viento o la acción del hombre, los incendios. Ambos tipos de disturbios ocasionan un desorden en el ecosistema. Si la sabana se protege del fuego y se elimina la actividad ganadera como práctica agropecuaria y si las condiciones ecológicas y ambientales lo permiten, la sabana puede evolucionar positivamente hacia formaciones arbustivas de matorral o bién puede llegar a formaciones forestales de bosques secos.
Este tipo de sabana puede estar rodeada de bosques deciduos y semideciduos y, en muchos casos, dan la impresión de ser estadios seriales de una sucesión secundaria establecida posteriormente a las talas.
Las sabanas se localizan en el lado pacífico de Costa Rica y constituyen las formaciones secas, herbáceas y arbustivas. Aunque en Costa Rica son más bien escasas, no lo son en el resto de America Central. Hay sabana arbolada en los Parques nacionales de Santa Rosa, Guanacaste y alrededores, en el último tramo del norte de la carretera panamericana, al norte de Bagaces y noreste de Liberia, en las cercanías de San Isidro del General, en Palo Verde, en Lomas Bardubal y en la Reserva indígena de Boruca. Existen, sin embargo, otros pequeños lugares más pequeños en la vertiente pacífica donde se puede hallar.
Entre las características ambientales sobresale la presencia de una estación seca de 6 a 7 meses, con una precipitación estacional de 700 a 1500 mm; los suelos presentan grandes limitaciones, pueden encontrarse suelos arenosos excesivamente drenados, o muy arcillosos con un drenaje deficiente o muy ácidos.
Son una formación herbácea constituida por una densa cobertura de gramíneas con una altura máxima de dos metros, recorrida anualmente, como ya hemos dicho, por el fuego y con arbustos leñosos dispersos. Se clasifican en herbáceas o arbustivas según la presencia de esta forma biológica.
En los matorrales destacan las especies espinosas. Dominan el Acacia Spadiagera, Prosopis chilensis, Bactris sp. y Chomelia Spinosa. Hay que aclarar que una sabana herbácea como formación vegetal puede evolucionar hacia una sabana arbustiva, un matorral o un bosque seco secundario si los factores ecológicos le son favorables. Este es el caso de la sabana de Santa Rosa, donde la sabana herbácea y arbustiva se ha protegido de la acción del fuego y se eliminó total actividad ganadera. Esta protección de más de 15 años ha permitido que la sabana evolucione progresivamente hacia una sabana arbolada o bosque seco donde ya se encuentran especies como el Dalbergia retusa (cocobolo), Anacardium exelsum (cenízaro), Enterolobium cyclocarpum (guanacaste), Bursera simaruba (indio pelado) y Bombacopsis quitanum (pochote). La instalación de estos espacios fue posible porque todavía se mantienen importantes manchas de bosque que proveen el aporte de semillas necesarias.
Las sabanas arboladas son mal refugio para la fauna, encontrándose muy pocas especies, entre ellas, el ratón de monte (Sigmodon hispinus), el conejo de monte (Sylvilagus floridanus), el coyote (Canis latrans) y el venado cola blanca (Odocoileus Virginianus).
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